8.9.07

la casa vieja

El olor a anima, a muerte y rastros de sangre, de niño temía a sus esquinas, sus cuartos, su olor, algo estaba ahí, oculta, en las paredes o en los dibujos del piso, amarillo con torbellino de blanco, miles de brujas resaltaban, en cada ladrillo, mi abuela juraba que nada había pasado en ese lugar, pero mis primos juraban lo contrario, cada cuarto solía tener una gota de sangre, cada espejo era mas infinito, mas extenso, el humo del incienso que repartía mi abuela a las 12 del día era muy espeso, repleto de mirra y sabia petrificada, no olvido esas formas, dibujos, brujas, las figuras formadas por el incienso, no olvido esas gotas de sangre, los santos de la abuela, los santos de la abuela, ojos inmóviles, animas saliendo del fuego, dolor, el puñal en el corazón, las espinas en la frente, gotas de sangre, vírgenes y cristos.

Las cosas cambiaron cuando encontré las líneas enterradas en el patio del fondo, la estrella de cinco picos, la use para jugar cincos, ahora lo entiendo.

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